17 de mayo de 2007

Haciendo memoria

AVISO: el texto que viene a continuación es producto de una enajenación mental transitoria. Puede resultar aburrido si el interés no es el adecuado. Leer bajo la propia responsabilidad.


Hay un momento al menos en la vida de toda persona en la que echa una vista atrás en su historia sólo por ver a dónde ha llegado y cómo. Ahora que se acercan los exámenes finales del conservatorio, donde llevo sufriendo horribles y espantosas torturas estudiando música 10 años y de donde parece que no quieren que me vaya, me vinieron a la cabeza una serie de cosas:

Cuando eres pequeño y tus padres te "ofrecen" la oportunidad de empezar música, tú piensas: "tiene que molar eso de tocar un instrumento". Ése es el principio de la larga cadena de calamidades que ha culminado con la situación actual. Hay que tener en cuenta que, posiblemente, si no hubieras aceptado a entrar en la enseñanza musical, tus padres te habrían lavado el cerebro convencido para que entraras; pero no les culpo, lo que he aprendido no es algo de lo que me arrepienta, pese al esfuerzo que me ha llevado.
Cuatro años más tarde, te sigue más o menos gustando, pero cada vez las peladas y broncas que te mete el profesor cada semana en clase empiezan a inflarte cierta parte del cuerpo, hasta llegar al punto de pensar: "Cuando termine cuarto, hago el examen de paso de grado y lo dejo, por mis huevos". Claro, eso es antes de hacer el examen, que se las traía. Como te había costado tanto aprobar, reconsiderabas la opción de seguir matriculado.
Y funcionó: los tres siguientes años iba todo como la seda, hasta disfrutabas tocando. Pero nada es eterno, y al cuarto año (se ve que las crisis son periódicas) otra vez estabas hasta los mismísimos; más aún después de que te dijeran que te iba a tocar hacer los dos siguientes cursos en tres años en vez de en dos. Así, por sus santos cojones. Y que encima ahora ya tenías que "tomártelo en serio", pues al parecer "esto es una carrera" y debías estudiar "un tiempo adecuado" (3 horas diarias - lol). Ahí sí que no hay nada que recupere las ganas de progresar: ¿para qué, si me van a pelar de todas todas? Ahora me doy cuenta de que estaba equivocado: tenía que haberme presentado al examen final de 5º y al de 6º sólo por joderles y que trabajaran.
Lo más desesperante del asunto es que ves a gente de otros instrumentos que se quejan de lo que les cuesta aprobar historia, análisis o armonía; y encima, cuando les dices que esas te dan igual, que lo que realmente te está amargando la vida es instrumento te miran con cara de saberlo todo y dicen: "¿Qué dices, si eso es lo más fácil?", momento en el que sacarías tu hacha convenientemente escondida y les partirías la sonrisilla jocosa por la mitad. Por desgracia, te das cuenta de que no hay tal hacha y en lugar de hacer eso le sueltas: "Es que tu mierda de instrumento se aprueba con soplar dos notas con el ano." Vale está bien, eso tampoco lo dices, pero te quedarías más a gusto que tu profesor cuando te jode la vida suspendiéndote.
Y sin darte cuenta, han pasado 10 años desde que se te ofreció una carrera musical, y estás aprobando todas las asignaturas menos la de tu especialidad, en la que estás de mierda hasta el cuello, sin gana alguna de tocar y encima lo "poco" que tocas (nótense las comillas) sirve nada más para que tu profesor se descojone (figuradamente) en tu cara.
Sin embargo, no me rendiré, no ahora que sólo me queda una semana (para acabar todo menos saxofón). Y por desgraciados, me pienso presentar a septiembre sólo por joder (y por si suena la flauta - o mejor dicho, el saxo); no tengo nada que perder.

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