28 de octubre de 2008

Lo llaman fiesta

"TVE debe emitir las corridas de toros porque son la fiesta nacional por excelencia de nuestro país"

En vez de eso podrían retransmitir el otro tipo de corridas, que ésas sí que son fiesta y mucho más divertida.

23 de octubre de 2008

El Hambre

- Podíamos ir ahora a este bar, parece bueno.
Sí, claro. Como los otros tres tugurios a los que me has hecho ir, no te jode.
- Sí, vale, tiene buena pinta.
Lo que hay que hacer para ganarse su confianza. Hay días que estoy tan hastiado de tanta memez que me digo a mí mismo que no voy a permitir más jueguecitos. Al fin y al cabo, ¿qué tienen esas mujeres para ofrecerme? Sin embargo, el hambre me golpea fuerte en los oídos cada noche. Lástima que sólo los fines de semana haya abundancia.
Más...
- ¿Qué te pasa?
- ¿Qué me pasa de qué?
- No sé, estás como ausente...
Ah, una definición muy concreta, de las que a mí me gustan. Tú estás muy pesada y no te digo nada.
- Pues estoy como siempre, hija.
- Es que parece como si pasaras de mí...
Yuju. Ahora es cuando se pone sentimentaloide herida. Manda cojones, encima de que hay que sacarle las palabras con calzador me viene con ésas. Menos que tengo un Máster en Ingeniería Social conseguido por la School of Hard Knocks para sacarme de ésta.

Llevo detrás de esta tía casi tres semanas quedando intensivamente, y cada vez estoy más hasta las narices. Concretamente de su extraño comportamiento que parece que se está insinuando constantemente pero a la hora de la verdad siempre se echa atrás. Y encima no es que sea muy guapa, al menos no lo suficiente para merecer tanta atención, ni mucho menos para tratar de jugar conmigo. Pero hay unas necesidades, e ir siempre a lo fácil te hace perder el interés, o mucho peor: te acaban detectando.
A todo esto, sigo sin comprender a las estrechas. Quiero decir, me parece lógico que una tía se ofrezca con dificultades para elegir a alguien que "se la merezca", pero eso es cuando hay algo que ofrecer; ejemplares como ésta, que no tienen ni cuerpo ni personalidad parece que quieren morir solas y en religiosa castidad. Realmente ni me va ni me viene porque no es mi vida la que se está tirando por el retrete, pero no quita que me parezca una aberración lógica.

Y aquí seguimos, en un bar dándole a la sin hueso, para ver si me la gano de una maldita vez. Y ella está completamente al corriente de mis intenciones - bueno, más bien de las que le estoy demostrando - y le gusta jugar con ello. Veremos quién ríe el último.

- Bueno, creo que va siendo hora de irse a casa.
- ¿Quieres que te acompañe?
- Vale, pero sabes que vivo lejos...
Y dale con acabar las frases en puntos suspensivos.
- Preguntaba por cortesía, iba a hacerlo de todos modos.
- ¡Jajaja, cómo eres!
Siempre me ha divertido ver cómo frases ofensivas como ésta las toman como sarcasmo, desechan por completo la otra posibilidad. Así que ríe, ríe, que no te queda mucho tiempo.

- Pues aquí estamos.
- Sí... Gracias por acompañarme.
- ...
- Entonces, ¿nos vemos mañana?
Su típica frialdad a la hora de despedirse. Escurriendo el bulto one more time. Menos mal que hoy es el Día. ¿O debería decir la Noche?
- Me temo que eso no va a pasar.
- ¿Y eso?
- Porque ya no aguanto más.
- ¿No aguantas más el qué?
- Tus bobadas de mojigata.
- ¿Pero eres gilipollas o qué?
- Venga, pero si sabes de sobra que llevo detrás de tí ni se sabe.
- ¿Has bebido hoy o algo?
- Por suerte para tí, no es para lo que piensas; no quiero salir contigo, ni follarte, ni nada.
- ¿Cómo dices?
- Mira, déjame enseñarte esto.
Excelente, distraigo su atención buscando en el bolsillo mientras saco de dentro del abrigo la jeringuilla.
- Es esto: - La destapo dentro del abrigo con un dedo y se la clavo en el cuello antes de que sepa lo que estoy haciendo, como he hecho con tantas otras.
- ¡¡Aaah!! ¡¡¿Qué me has clavado, hijo de puta?!!
- No es nada, sólo la dosis justa de relajante muscular. En unos momentos no podrás moverte y tendremos una deliciosa velada juntos.
Hace un amago de correr mientras grita pidiendo ayuda. Ya le dije en su día que vivía en un barrio bastante poco habitado. No ha recorrido ni veinte metros cuando ya se ha derrumbado por el efecto de la inyección. Se queda en el suelo gimiendo sin poder articular palabras y llorando de miedo.
- No hacía falta tanto teatro, ya te dije que no ibas a ir muy lejos. Ahora con tu permiso, cogeré las llaves de tu casa de tu bolso y subiremos tranquilamente a hacer otras cosas.
Mientras digo esto, saco el rollo de cinta americana y le tapo la boca.
- No pensarías que te iba a dejar ir pegando berridos, ¿verdad?

Una vez en su casa, las cosas van mucho más rápidas y silenciosas. Bajo al coche que convenientemente alquilé y dejé aparcado en su casa, y cojo las herramientas. Subo y me la llevo a su baño, que es sorpendentemente grande. Tanto mejor.
Considero importante quitarle la ropa a mis víctimas, las hace sentir más indefensas y aumenta su miedo. No lo hago por nada sexual; de hecho, la de hoy estaba mucho mejor con ropa. Repugnante.

Bueno, ya estamos en situación y la he metido en la bañera; no me gusta que se manche todo de sangre. Me gusta sobre todo ver en sus ojos el terror por saber que va a morir. Es algo tan sublime que soy incapaz de usar un procedimiento rápido, sería un desperdicio de material. Al contrario, voy usando técnicas lentas y dolorosas. Mi favorita es los cortes en la cara. Pero la de ésta tiene algo que me impide hacérselo. No hay problema, le hago un pequeño pero profundo corte en cuello - para que no se me vaya tan rápido - y mientras nota cómo la vida se le escapa a borbotones me dedico a hacerle la depilación de raíz. Dos cortes paralelos, uno transversal y a tirar. Cómo grita la pobre desgraciada. Cualquiera diría que se está desangrando. Vaya, ése se me ha ido un poco y ha llegado a los genitales. Eso tiene que doler... Tanto mejor. Me encanta el tacto de la sangre contra la piel, es algo sobrenatural. Sobre todo cuando grita a la vez. Es una explosión de placer.

Bueno, ahora que ya se ha callado habrá que recogerlo todo. Cortar los miembros en pedacitos, el tronco en dos partes y la cabeza y repartirlo por las granjas de cerdos de la zona, no hay mejor manera de limpiar.
Veamos qué toca mañana: ah, sí, aquel drogadicto de fin de semana. Me parece que sus "colegas" van a echarlo de menos durante mucho tiempo.

Qué a gusto me siento cuando me libero del Hambre. Casi me siento... humano.

16 de octubre de 2008

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Hoy ha sido el primer día de levantarme de una siesta y no acordarme de haber empezado hasta cinco minutos después. Ahora empiezo a entender lo que siente un amnésico.

5 de octubre de 2008

Quien arriesga, gana

Que en la vida se recoge lo que se siembra es un hecho ampliamente documentado por su significado acusador; pero también quiere decir que si quieres recoger algo, te toca sembrarlo. Algo que, aunque sea una obviedad, no se suele ver. Quizá porque existe la frase "quien algo quiere, algo le cuesta" que recoge la idea no sale a la luz, es el inconveniente de pensar con frases hechas como hace tanto primate iluminado por ahí.

La conclusión es que si quieres o buscas algo, tienes que tener el valor de arriesgarse a conseguirlo, poner algo en juego porque nada sale gratis, y si no eres capaz de ello simplemente no mereces lograrlo.

2 de octubre de 2008

Engendros

La burocracia siempre ha sido un monstruo ponzoñoso y cargante hasta la extenuación. Creímos que aplicando técnicas informáticas podríamos luchar contra él y agilizar sus torturas; pero fracasamos miserablemente.

Me explico: hoy he ido a apuntarme al curso de nin-jutsu que ofrece el servicio de deportes de la UVa. Hasta ahí todo bien; el caso es que para pagarlo no puedes hacerlo con el dinero de toda la vida, no. Tienes que cargarlo en la tarjeta-monedero de la UVa y luego pagarlo en la oficina del servicio de deportes. Que me pregunto yo, ¿para qué cojones quiero meter el dinero en la tarjeta si lo voy a meter sólo para eso? Para pagar fotocopias puedes usar lo que te sobra, dicen - porque son tan amables que la máquina de cargar dinero sólo acepta hasta 50 céntimos. El caso es que vas a las famosas fotocopiadoras de tarjeta y ¡oh, sorpresa! No va. Con lo cual, dinero que queda en la tarjeta, dinero que pierdes para siempre. Una vez te has apuntado, pides el formulario para solicitar los créditos de deporte. Según me lo está dando me pregunto: ¿para qué tanta chorrada de tarjeta-monedero, inscripción electrónica y demás memeces si luego tengo que pedir los créditos a la antigua usanza? ¿Tanto costaría hacer un sistema para ello? Pero claro, habría que integrarlo en los PIU (Puntos de información del universitario o algo así, son como cajeros pero para ver tu información con la mencionada tarjeta UVa) y como fallan más que una escopeta de ferias, que Dios nos coja confesados si llegara a pasar. El caso es que encima tengo que pegar una foto en el papelito de los créditos. Una foto, joder. Lo siguiente es que me pidan una fotocopia de mi partida de nacimiento por triplicado, muestras de orina y de ADN y declaración jurada.

Otro tema aparte ya es la página web de la UVa: www.uva.es
Cuesta mucho encontrar mierdas tan mal cagadas como ésa. Más complicada que un laberinto, con secciones puestas con nombres cuasi cifrados que acaban por llevarte a cosas que ni tenías idea de que existieran, un pésimo buscador, información organizada sin ningún tipo de criterio evidente para una mente estable, te pide tu contraseña unas 30 veces para avanzar por tu zona privada... Y se supone que contrataron a "expertos" y "técnicos" para hacer eso. Yo también quiero ser chapuzas de mayor, tiene pinta de que pagan bien.

1 de octubre de 2008

Miedo

Miedo. El miedo es una gran sensación. Gracias al miedo permaneces alerta. Te quita el adormecimiento propio de la confianza. Te recuerda que hay un peligro acechando y que no eres inmune a él. No hay nada malo en sentir miedo. Hay que saber controlarlo, eso es todo. Te hace trabajar con mayor ahínco para esquivar el peligro, forzarte más allá de tus capacidades.

Sobre todo cuando el profesor de Ingeniería del Software II te dice que al examen puedes llevar toda la documentación que quieras.