19 de mayo de 2008

Simple Mente

El pensamiento corriente, sintetizado:
¿Para qué hablar si no es para dar órdenes?
¿Para qué ser amable si no es para engañar?
¿Para qué hablar con un tío si no es para beneficiarme a su costa?
¿Para qué hablar con una tía si no es para tirármela?
¿Para qué estudiar si puedo irme de borrachera?
¿Para qué andar si puedo ir en coche?
¿Para qué escuchar si no es para que me adulen?
¿Para qué hablar sólo de lo que sé si yo sé de todo?
¿Para qué destacar si puedo ser como los demás?
¿Para qué moverme si puedo quedarme tirado en el sofá?
¿Para qué decir la verdad si la mentira me beneficia?
¿Para qué ahorrar si me puedo permitir el gasto?
¿Para qué respetar a otros si lo que hago yo es lo único que vale?
¿Para qué resolver si puedo quejarme?
¿Para qué pensar si hay alguien que me dice lo que tengo que hacer?

1 comentario:

Elía dijo...

Condimento de ensalada