3 de septiembre de 2008

Ingeniería Social

Creo estar seguro de que existe un límite máximo para las personas que pueden estar dentro de un mismo grupo de "amigos" para que internamente se fragmente en grupos de afinidad. Esto depende no sólo del número de personas, sino de la personalidad, madurez, edad y diversidad de intereses.
Con frecuencia se producirá un enfrentamiento, la mayor parte de las veces sin estar declarado, hasta que uno de los sub-grupos en disputa acaba presionando a los demás para tomar posiciones de menor actividad o, en última instancia, abandonar el grupo general. Claro que, de contar con el beneplácito del líder de la manada la victoria parece decantarse hacia un lado claro; sin embargo, esto no es siempre así (por suerte).

Porque no hay razón de aguantar a niñatas inmaduras de tres o menos años que yo, y menos que me las metan con calzador.

Y esto es una declaración de intenciones en toda regla, cerebral y meditada. Reminiscencias de una guerra pasada que amenaza con repetirse. Si no sabéis de que hablo, preguntadme. Los habituales probablemente os lo podáis imaginar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya era hora de que alguien diese el primer paso sobre este tema, y ahora me veo obligado a seguir tus pasos.
Yo creo que el problema no reside en la edad, sino la inmadurez que conlleva esa edad bebesil, de eso me di cuenta hara un año o asi y corte de raiz.
Otra cosa que me da asco es que quedemos con personas que aportan cero al grupo y a las que tengamos que acoger cuando hagamos alguna cosa extraordinaria y despues contemos una mierda cuando quedan en sus casas...FUCKING HOSTILE!