4 de diciembre de 2007

Religión y robots

Fíjate en ti. No lo digo con ánimo de desprecio, pero fíjate bien. El material del que estás hecho es blando y flojo, carece de resistencia, y su energía depende de la oxidación ineficiente del material orgánico (...). Entráis periódicamente en coma, y la menor variación de temperatura, presión atmosférica, la humedad o la intensidad de radiación afecta a vuestra eficiencia. Sois alterables.
Yo, por el contrario, soy un producto acabado. Absorbo energía eléctrica directamente y la utilizo con casi un ciento por ciento de eficiencia. Estoy compuesto de fuerte metal, permanezco consciente todo el tiempo y puedo soportar fácilmente los más extremados cambios ambientales. Estos son hechos que, partiendo de la irrefutable proposición de que ningún ser puede crear un ser más perfecto que él, reduce vuestra tonta teoría a la nada.

Razón, relato corto incluido en Yo, Robot de Isaac Asimov


En este relato, el robot QT1 (Cutie) cree ser obra de un ente divino creador del universo, mediante deducciones lógicas a partir de los axiomas que le parecen. Pero parémonos a pensar: cuando oímos esto de la hipotética boca de un robot, nos da la risa y nos parece algo estúpido; sin embargo, cuando lo dice un viejo con ropas caras o un hombre con turbante y mucha mala leche hay gente que les cree, les sigue e incluso mata por esas memeces.

El mundo está loco.

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