8 de noviembre de 2008

Las rocambolescas aventuras de Billy MedioCerebro

El joven Billy MedioCerebro era un chaval corriente, uno de tantos otros niños mimados de familia acomodada. Siempre tuvo detrás a sus padres para solucionarle hasta el más mínimo problema, creando así una falsa ilusión de poder en su inmadura e influenciable mente. Esto fue un factor decisivo en su desarrollo; al no tener que pensar su cerebro se fue progresivamente atrofiando hasta tal punto que parecía el de un primate. De ahí lo de MedioCerebro.

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Pero Billy no era una mala persona; realmente no conocía lo que era el bien o el mal, sólo cosas que le gustaban y cosas que le molestaban. El pobre chico no entendía cuando la gente se enfadaba con él por cosas que a él le parecían totalmente lógicas. Al fin y al cabo, ¿no debe uno preocuparse por sí mismo y luego ver qué puede hacer por los demás?

Billy siempre tuvo muchos amigos. Bueno, amigos, lo que se dice amigos, no eran. Quizá fueran lo que vosotros llamaríais 'colegas'. Aquellos colegas eran unas personas excelentes, siempre dispuestos a echarse las risas con él, irse de fiesta, despreocuparse y montarse la juerga padre. Había alguno que era un poco pringao, que no era muy fiestero y le intentaba dar "lecciones morales". ¿Qué se creían, mejores que él por hablar como viejos? Ya podían decir misa, por una oreja le entraba y por la otra le salía. Es lo suyo, ¿no? Tú tienes tu opinión, los demás la suya y punto. Si él había llegado hasta ahí con su manera de pensar, lo lógico era que fuera la correcta. Que cambiaran ellos y le dejaran de dar la brasa.

De todas maneras, Billy fue siempre una persona voluble, fácilmente manipulable. Hablaba siempre de sí mismo como si siguiera unos ideales universales e inmutables, pero lo cierto es que iba donde iba la gente, casi buscando la aceptación de sus colegas por necesidad estructural. Pasó prácticamente por todas las tribus urbanas habidas y por haber, aunque fueran incompatibles entre sí. Lo que importaba era que si se metía en ellas, la gente se haría más colega de él y por tanto disfrutaría más de su vida.
Eso fue lo que le arrastró al mundo de la droga.
Las drogas eran -y son- un vehículo para la evasión. Y como a Billy le habían educado en que los problemas había que evadirlos -básicamente, porque siempre vendría alguien a solucionárselos- pues las aceptó con los brazos abiertos. Desde muy pequeño se adentró en los etílicos mundos del botellón (¿y quién no, en su época?), con la típica adicción de fin de semana. Ya sabéis, la de que "no hace falta divertirse para beber". Luego vinieron los porros, y con ellos empezó a caer más y más bajo. Todo su entretenimiento giraba alrededor de fumar, no podía negarse a dar "unos tiritos" y siempre tenía una bolsita de marihuana o una piedra de hachís a mano para liarse un porro cuando le entraran ganas. Poco a poco fue perdiendo el contacto con sus colegas habituales para ir relacionándose con aquellos que de verdad le comprendían. Los otros le aburrían con sus charlitas sobre el no fumar y todo eso. Realmente pesados, pensaba.

Os estaréis preguntando: ¿por qué habla de Billy en pasado? ¿Acaso murió?
Realmente no, aunque pudiera parecerlo por su historial. Veréis, hay un dicho que dice -valga la redundancia-: "todos los tontos tienen suerte". Pues bien, Billy era más tonto cada día, así que os imagináis la suerte que pudo ir acumulando. Fue tal que cuando le nombraron presidente de una de las compañías más influyentes a nivel mundial decidió que era hora de tener un nombre serio y se cambió el de Billy MedioCerebro por el de Andy Johnson. Está casado con cuatro mujeres a la vez -gracias a la ley promovida por un colega suyo a su petición-, de las cuales tres son modelos de lencería y la cuarta es estrella del porno, su sueldo supera el P.I.B de varios países africanos juntos y aunque fuma del orden de 15 porros al día y juega con las drogas más duras (raro es el año en el que pasa un día sobrio).
Todos los datos relativos a su pasado han sido borrados de cualquier registro, por lo que oficialmente Billy MedioCerebro jamás existió.

Esto que os he contado no se lo digáis a nadie. Si lo hacéis, lo negaré todo. Sin embargo, podéis confiar en que lo que os he contado es cierto; al fin y al cabo, yo fui uno de los colegas pringaos de Billy, y aquí estoy, durmiendo en un cajero de banco.

Si os ha gustado, dejadme unas monedas o un choripán, que tengo la fea costumbre de comer.

6 comentarios:

Morgana Majere dijo...

Tío, te voy a hacer un altar. Nos has leido (casi) el pensamiento. Y no es broma. Un día te lo contaré xDD

Mig dijo...

¿Estás segura de lo que estás diciendo?

Menelmakar dijo...

Canonización ya xD Secundo lo dicho, es una idea que andaba rondando y por lo visto compartida.

Y para evitar ese oscuro futuro... HOLOCAUSTO YA

Anónimo dijo...

Yo quiero un amigo de ese tipo, si es que no lo tenemos ya...xDDDD

Anónimo dijo...

Joder yo tuve un dia un amigo como billy mediocerebro, pero creo que murio, de no ser asi, supongo que le quedara poco, pero no hay problema seguro que su padre le compra un nuevo higado...unos nuevos pulmones...y con suerte un nuevo cerebro!! =)

Cardivonius dijo...

Dicen que los buenos escritores se fijan en cosas o gentecilla que ha conocido en su vida.
Bueno, yo creo que ya sé quién es Billy. Lo único que espero es que el "Billy" que conocemos no termine como el Billy que has escrito aquí XD

PD: A lo mejor estoy metiendo la pata y no te has basado en nadie, pero bueno... no sé por qué sospecho que sí...