2 de julio de 2007

El material de la música

Atención: la presente entrada es muy larga, pero merece la pena

La música está realmente compuesta de sonido; y el sonido es, a su vez, una onda mecánica, tal y como la percibimos con los oídos. Lo verdaderamente curioso es la interpretación que hacemos de dichas ondas según sus frecuencias.

Un sonido, por ser una onda, genera a su vez un determinado (teóricamente infinito) número de armónicos, que son en esencia vibraciones con una longitud de onda correspondiente a una fracción de la original (que llamaremos tono fundamental), y con frecuencia igual a un múltiplo de la fundamental (puesto que la velocidad de la onda es la misma). De éste modo, hallando los armónicos obtenemos las notas de la escala temperada.

Serie armónica sobre Do (Vía Wikipedia)

Cada n armónico a partir de la fundamental corresponde a la fracción n-ésima de la long. de onda original: es decir, el segundo armónico la mitad, el tercero la tercera parte, etc. Viendo las notas que se originan, vemos que el segundo armónico es la misma nota que el primero (un Do) pero una octava más agudo; del mismo modo todos los armónicos múltiplos de 2: todos serán la nota Do, y de igual manera con los demás. El armónico 3 corresponde a una 5ª justa sobre Do, y el 5 corresponde a una 4ª justa sobre Do. Conforme nos alejamos del fundamental van saliendo intervalos más cercanos.

De aquí es de donde sale el meollo de la cuestión; es por ésto por lo que una nota va a sonar "bien" o "mal": los primeros armónicos, al estar más cercanos a la fundamental tienen una frecuencia similar y por tanto, las ondas empastan mejor. Sin embargo, los más lejanos tienen una frecuencia mucho más alta, y se producen pulsaciones (variaciones periódicas en la amplitud) mucho más perceptibles. Aparte de que a la hora de interpretar una melodía nunca se usan los armónicos de una serie, sino que se toman con una altura adecuada (bajándolos octavas) o incluso se toman de otra serie armónica. Es decir, si tocamos un Do (fundamental) y sobre él, un Do por encima (octava) prácticamente no notaremos disonancia puesto que es el siguiente armónico; pero si tocamos un Si (15º armónico), aparte de que el armónico real está tres octavas por encima, la disonancia apreciable es muy grande; incluso, el Mi (5º armónico) produce una disonancia aunque mínima.

Aunque pueda parecer otra cosa, las disonancias son indispensables, pues son las que añaden textura a la música, para darle dimensión, color, e incluso direccionalidad. Si nos limitásemos a hacer una melodía añadiendo 5ª y 8ª tendríamos (para nuestro oído) la misma melodía copiada paralelamente dos veces; sería algo así como escribir una línea con tres lápices a la vez. De hecho, a ésto es a lo que se ha degradado la música actualmente: en los grupos de pop-rock, de punk-rock o incluso de rock, sobre todo si tienen tirón o intenciones comerciales, las canciones se basan en una base de "acordes" (es decir, una base melódica con 5ª y 8ª) que siguen paralelamente las guitarras y el bajo, mientras la voz se mueve con esa base como eje, y fin de la historia.

Y en definitiva, ésta es la piedra angular del único arte que puede expresar lo que de otro modo sería inexpresable - y como cualquier cosa, se disfruta más cuanto más se sabe sobre su mecanismo y funcionamiento.

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